“Todo estaba blanco, no podía ver nada, solo sentí que ya había llegado al cielo”. Cuando me ofrecieron participar de una expedición que estaba organizando Richard Hidalgo, uno de los mejores montañistas del Perú, me sentía la mujer más afortunada del mundo. ¿Yo, subir a un nevado con Richard Hidalgo? ¿Él no había estado en el Everest? Fueron solo dos preguntas de las miles que pasaban por mi cabeza. Éramos un grupo de 10 personas, pero no todos íbamos a subir al nevado Paccha; aquella montaña por la carretera Central de Lima con una altura de 5,350msnm. El primer y segundo día los usamos para aclimatarnos. Nos levantamos temprano por…