¿Alguna vez has visto o escuchado hablar de la película Jurassic Park?
Imagínate una playa cubierta de palmeras, lagunas costeras, aguas cristalinas, selva tropical y un sol brillante… ¡Éste es el Parque Nacional de Tayrona en Colombia!
Atraídos por el llamado de la selva, 2 amigos y yo decidimos armar nuestras mochilas y aventurarnos a lo desconocido.
Luego de investigar por internet, encontramos un lugar que se llama Playa Brava, en donde la única forma de llegar es caminando 3 horas (8km) desde la entrada de Calabazo, ya que entrar por mar es casi imposible por los muchos arrecifes y olas grandes.
Ya estaba decidido, ¡ese era el lugar dónde nos íbamos a quedar!
Todo el camino está señalizado, por lo que es imposible perderse. Aparte, hay un solo sendero. Solo es cuestión de amarrarse bien la mochila y emprender la caminata. La primera hora y media fue de subida, y la otra mitad del trayecto comenzamos a bajar por una colina mientras que escuchábamos el sonido del mar. Esa, era la señal que nos decía que estábamos cerca.
Gracias a las lluvias del día previo, todo el camino estaba accidentando, así ¡era mucho más divertido! ¿A quién no le gusta caminar entre rocas y lodo?
Aquí, las zapatillas con suela especial “Vibram” y tecnología impermeable son tus mejores aliadas, sin dejar de mencionar el repelente y las botellas de agua.
Imagínense lo increíble que es despertarte con el sonido del mar que se encuentra a 100mts de tu cabaña, el olor de la brisa, el sonido de los árboles, y algunos pajaritos y monos que andan por ahí…
¡Estábamos en medio de la selva caribeña!
Tomamos desayuno y nos pusimos las zapatillas para empezar a caminar cual Indiana Jones en busca de una catarata, que nos habían dicho que estaba cerca a la playa.
30 minutos después, ¡la encontramos! Esta catarata “sin nombre”, pero posteriormente bautizada por nosotros como “La Tigri”, fue la dosis de adrenalina que necesitaba nuestro día. ¿Qué rico es meterse debajo de una catarata y llenarse de energía, verdad?
Fue otro día lleno de relajo y full playa. Tranquilamente podría decir que teníamos todo el Tayrona solo para nosotros. ¡Era el paraíso!
Eso sí, si no eres fan de la naturaleza y de estar desconectado de aparatos electrónicos, ni pienses en quedarte en este lugar. Aparte, en las noches utilizábamos linternas que habíamos cargado con nosotros y a las justas nos bañábamos para quitarnos el agua salada. Sin mencionar, que de noche no podías ver qué animalitos habían alrededor… Se me terminaron subiendo al menos 3 insectos raros y 1 sapo. ¡Eso sí es aventura!
Como todas las páginas de internet lo dicen, las mejores playas y arrecifes están al lado derecho del Tayrona, entrando por El Zaino. Claramente, no nos íbamos a ir del parque sin visitar por lo menos una de estas playas cristalinas.
Era tiempo de convertirnos nuevamente en Indiana Jones. Pusimos nuestro despertador 6am para empezar a caminar cerro arriba, casi 2 horas, rumbo a Cabo San Juan.
¡Esta sí que fue una caminata dura! Tengo que confesar que por un momento me sentí perdida y pensé que iba a tener que dormir debajo de un árbol en medio de la selva… #LOST
Los chicos que manejaban el lugar nos explicaron cómo llegar, pero NUNCA nos dijeron que el camino no estaba del todo señalizado… Por suerte el sentido de orientación era lo que menos faltaba en nuestro grupo, por lo que poco a poco volvimos a escuchar el sonido del mar; señal que estábamos por el buen camino.
Llegamos a la playa… pero para gran sorpresa, era una playa ¡NUDISTA! Claramente, ese no era el lugar, y seguimos caminando 20 minutos más por un “sendero”, hasta que empezamos a ver señales de civilización. ¡Qué más aventura podíamos tener ese día!
Aguas tranquilas, turquesas, arena blanca, un sol brillante… El lugar era simplemente hermoso. Descansamos de la larga caminata, tomamos fotos, nadamos en el mar y conversando con la gente del lugar, quienes nos dijeron que podíamos salir de la playa en bote. ¡Otra buena idea!
¿Necesitas una fuerte dosis de aventura y adrenalina?
Visita el Parque Tayrona, y no pierdas la oportunidad de conectarte con la naturaleza y respirar aire puro. ¡No te arrepentirás!
Fotografías: Jose Antonio García Monsante